La expectativa fue tal, que se junto una gran multitud en las gradas. A las pocas horas de iniciada la competencia, los avances eran muy pobres, entonces la multitud creyó que nadie lograría alcanzar la cima, se comenzó a escuchar:
“¡Qué pena !
Esos sapos no lo van a conseguir … ¡no lo van a conseguir!…”
Había uno que seguía con el mismo empeño del principio y continuaba subiendo en busca de la cima.
La multitud continuaba gritando :
“¡Qué pena !
Tampoco ese sapo lo va a conseguir … ¡no lo va a conseguir…!”
Muchos sapitos volteaban a ver las gradas, luego al objetivo y se daban por vencidos, pero había un sapito que seguía y seguía tranquilo con igual fuerza.
Pasaron horas de competencia, casi todos desistieron, pero ese sapito, siguió y pudo llegar a la cima con todo su esfuerzo.
Todos los que se habían dado por vencidos quisieron saber la CLAVE. Al acercarse a felicitarlo y preguntarle cómo había conseguido llegar a la cima. Descubrieron que… ¡era sordo!
¡No permitas que comentarios y hábitos negativos derrumben la esperanza de tu corazón!
Perseverar es prometerse a si mismo NUNCA RENUNCIAR A NUESTROS SUEÑOS!!
La zorra y las uvas
En el otoño una zorra descansaba debajo de un árbol de uvas, luego de percatarse de un hermoso racimo de uvas, quiso comer algo refrescante y diferente a lo que estaba acostumbrada, por lo que saltó para atraparlos con su boca, sin éxito. Como no pudo alcanzarlos, se alejó diciendo: ¡ni me agradan, están tan verdes…!
Moraleja: si hay algo que de verdad deseas lograr, no desistas, esfuérzate y persevera hasta alcanzarlo. No seas como la zorra, que luego de intentarlo algunas veces se sintió agotada y buscó una excusa para justificar su fracaso.
La cigarra y la hormiga
Durante el verano, una hormiga trabajaba con afán para recoger y guardar granos, con el objetivo de utilizarlos en el invierno para alimentarse, sin embargo, se encontró con la cigarra, que pasaba el día cantando, quien se sorprendió de ver a la hormiga trabajar tan arduamente en la época en que los animales se divertían, por lo que se burló de ella y siguió cantando.
Al llegar el invierno, la cigarra empezó a estar hambrienta ya que no tenía provisiones y fue a pedirle a la hormiga unos cuantos granos. La hormiga le dijo: “Si hubieras trabajado en el momento oportuno, hoy no tendrías escasez de alimento. Ahora canta, mientras yo como”.