miércoles, 11 de junio de 2014

ANOREXIA

Antecedentes Históricos

Epistemologicamente hablando la palabra anorexia significa falta de apetito y es de origen griego.
Desde épocas remotas se han descrito de diversas formas el hecho de perder peso bruscamente y lo que significa, conocido hoy en día como anorexia tanto en mujeres como hombres y sin causa aparentemente orgánica, se sabe que está enfermedad silenciosa ha sido investigada y observada desde los inicios de la medicina.
Es así como en los primeros estudios de la medicina Soranos entre los años 98-138 describe la amenorrea y la anorexia en la mujer, tiempo después Galeno, quien es considerado el último verdadero biólogo de la antigüedad, médico griego, ya en el año 155, observa y describe un cuadro de demacración en el que la paciente es incapaz de ingerir alimento.
Si nos remontamos desde los siglos XIII al XV diferentes eran las convicciones a las que se presentan en la actualidad, controlar el hambre en aquella época implicaba religiosidad, convicción, obediencia, castidad y esmero. El ayuno extremo era practicado por gente muy religiosa que lo tomaba como una penitencia y por lo general eran mujeres, éste era considerado una bendición suprema de Dios y se admiraba a todas las personas que sobrevivían al no ingerir alimentos.




Ya en el siglo XVII luego de enfrentar la iglesia un sinfín de reformas, las mujeres que tenían este poder de abstinencia tan admirado en siglos pasados, eran consideradas brujas, condenadas y mandadas a la hoguera para ser quemadas vivas, grupos científicos eran enviados para desenmascarar a las falsas santas ayunadoras.

      El primer caso de Anorexia conocido oficialmente se remonta a 1694, cuando un médico inglés llamado Morton describió a una joven paciente en estado de desnutrición extrema manifestando “parecía un esqueleto vivo, solamente piel y huesos, no tenía síntomas febriles y padecía de un frío descomunal.
Ya a comienzos del siglo XX la anorexia fue confundida erróneamente con otra enfermedad conocida como insuficiencia pituitaria y se equiparon nuevos tratamientos con insulina y electroshock. Por otro lado en la década del 70, la Dra.Brunch en Estados Unidos, realizo una exhaustiva investigación en la personalidad de las personas que padecen anorexia, pudo notar aspectos comunes en los pacientes, y la distorsión en su imagen real, la obsesión en todos por adelgazar, la inutilidad e incompetencia de reconocer las necesidades de nuestro organismo.
Está enfermedad es desencadenada por el persistente deseo por adelgazar, por conseguir una figura esbelta, debajo de lo sanamente recomendado, existe un miedo persistente a engordar, se transforma en el único pensamiento de estás personas, luego de un tiempo se presenta la ausencia de menstruación conocida también como amenorrea, hay una distorsión total de la verdadera realidad, en la mayoría de los casos las personas que la padecen creen estar gordas cuando es completamente lo contrario, prácticamente se encuentran en los huesos y no miden las consecuencias, ni toman conciencia del daño que provoca a nuestro organismo dejar de lado la ingesta casi en su totalidad.
Como nos damos cuenta esta enfermedad siempre ha estado presente, casos de abstinencia alimenticia han estado presente desde tiempos bíblicos, pero sólo comienza a tomar más fama lo que es en sí la anorexia en la década del '60, ya en los setenta, llegó la cultura de la delgadez, esta impuso un prototipo femenino que no iba acorde con el modelo natural y anatómico de la mayoría de las mujeres, por lo que era prácticamente imposible, esto aún persiste en nuestros días y es por eso que en los últimos años la anorexia ha experimentado un auge alarmante, por diversos factores, afectando de gran forma a los adolescentes.

¿Qué es la Anorexia?
La Anorexia es una enfermedad que se ha caracterizado por padecerla en su mayoría mujeres entre 14 y 18 años en pleno desarrollo de su adolescencia, se produce principalmente por el gran deseo de verse esbeltas, tratando de lograrlo a través de diversos medios, ya sean ayunos prolongados y prohibirse la ingesta de ciertos alimentos.
Está enfermedad se presenta muy progresiva y paulatinamente, por el constante deseo de alcanzar el canon ideal de la belleza implantado por la sociedad, a menudo suele pasar totalmente desapercibido por sus padres, amigos más cercanos, familiares y en general por todo su entorno.
Se comienza a sospechar y tomar conciencia de está enfermedad a veces demasiado tarde, cuando la adolescente ya presenta una extrema delgadez y ha perdido una considerable cantidad de peso, además de negarse rotundamente a ingerir cualquier tipo de alimento, provocando la inhibición de la menstruación o también conocida como técnicamente como amenorrea por más de tres meses.
Normalmente la persona comienza con la eliminación de hidratos de carbono ya que se piensa erróneamente que dejándolas de lado se puede perder una gran cantidad de peso en un corto tiempo, luego rechaza grasas, y las importantes proteínas las cuales están encargadas de prestarles grandes servicios a nuestro cuerpo beneficiándonos de gran forma.
La persona que padece anorexia comienza a dejar el alimento gradualmente eliminando poco a poco los diversos nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo, llevando a sólo la ingesta de agua de está forma satisfaciendo su estómago y dejando se sentir hambre por ciertos momentos.
Ya cuando se hace crítica la enfermedad se elimina incluso el agua, llevando a una deshidratación extrema, y no sólo basta con esto sino que adquieren otras medidas drásticas para bajar de peso rápidamente ya sea a través de la utilización de diuréticos, laxantes, purgas, vómitos provocados a el exceso de ejercicio físico.
Las consecuencias de la anorexia varían dependiendo de cuan avanzada este la enfermedad en la persona, o si fue detectada a tiempo, se puede perder desde un 15 % a un 50% de peso corporal en los casos más críticos.
La anorexia no sólo está relacionada con el cuerpo, además suele asociarse con alteraciones psicológicas graves que provocan cambios de comportamiento, en la conducta emocional de la persona y una estigmatización del cuerpo.
Causas de la anorexia
En la actualidad no podemos mencionar una única causa para la anorexia ya que son múltiples las variables que afectan a esta enfermedad entre estas causas podemos encontrar: la presión que la sociedad impone por ser delgadas , la baja autoestima que la persona presente al estar frente a esta enfermedad , el perfeccionismo extremo y las variables causas familiares. A pesar de todo lo antes mencionado todavía no se sabe la causa exacta de esta enfermedad, pero si se sabe que factores son las que la determinan.
Se conoce que existen factores psicológicos, físicos, académicos y sociales estos pueden provocar la caída del autoestima y producir una falta de control en la persona afectada. A partir de todos estos factores, una dieta de adelgazamiento en forma completamente exagerada puede desencadenar el problema.
Causas Culturales

Como ya lo habíamos mencionado no existe una única causa de los trastornos del comer. Existen un gran numero de factores, incluyendo las presiones culturales y familiares, esto puede provocar un desajuste emocional y trastornos en la personalidad de la persona estos factores colaboran para que se desarrolle la anorexia. Debemos tener muy claro que cada trastorno es determinado por diferentes combinaciones de estas influencias. Por ejemplo la ropa esta diseñada y moldeada principalmente para cuerpos delgados a pesar que no todas las mujeres puedan ocuparlas con éxito, provocando así una insatisfacción con su cuerpo y presionándose a cambiarlo definitivamente. A través de todo esto pueden caer en grandes depresiones las cuales cuesta mucho lograr salir con éxito y esta depresión esta íntimamente relacionada con un consumo de comida mucho menor
Causas familiares
Es muy claro para los expertos que los factores emocionales y otras relaciones mas intimas desempeñan una función muy importante para el desencadenamiento y perturbación de los trastornos del comer. Estudios realizados han demostrado que las madres pueden tener una gran influencia en sus hijos con trastornos al comer , los padres y los hermanos que muchas veces son bastantes criticones pueden desempeñar una función principal o determinante en el desarrollo de esta enfermedad sobre todo en las niñas o adolescentes principalmente mujeres que están constantemente presionadas por su figura.
Causas Genéticas
Existe un riesgo hereditario para la anorexia. La anorexia es mucho mas común de lo que alguien puede imaginar , se dice que es 8 veces mas frecuente esta enfermedad en personas que tienen parientes con este trastorno alimenticio, pero los expertos no saben precisamente que factor heredado puede ser este. Las anoréxicas en su mayoría tienen un metabolismo bastante más rápido que las personas normales quizás dificultando muchos más el subir de peso. Esta propensión genética hacia la delgadez acompañada de otros factores tanto culturales y psicológicos podría predisponer a algunas personas a desarrollar esta enfermedad la anorexia. Algunos rasgos hereditarios que pueden ayudar al desarrollo de la anorexia pueden ser un trastorno de la personalidad común, presentando una vulnerabilidad emocional como lo es la depresión.
Causas Sociales
Los medios de comunicación presentan constantemente la imagen ideal, a la que se llega con dietas y gimnasias especiales. La perfección y la hermosura pueden llegar a ser el centro de interés de los adolescentes, convirtiéndose esto en su principal meta, comienzan sin un guía profesional, se privan de comer alimentos y exageran en la cantidad de deporte que realizan, concentrando así todo su esfuerzo recrear la imagen de su ídolo delgadísimo e inalcanzable.
Los medios ayudan en una gran medida al desarrollo de están enfermedad sobre todo en las adolescentes ya que establecen un canon de la mujer ideal y perfecta la cual presenta un cuerpo extremadamente delgado, sin darse cuenta cual perjudicial pude ser esto para el desarrollo de la sociedad.

Causas Psicológicas
Estos son tipos de trastorno de la personalidad. Las personas con trastornos alimenticios comparten ciertos rasgos como por ejemplo algunos de estos son el gran miedo, terror de perder el control y de engordar, presentan una autoestima muy baja. Las personas que presentan esta enfermedad tienden a tener una dificultad al identificar y comunicar sus emociones. Algunos estudios demuestran que la tercera parte de las anoréxicas tienden a ser perfeccionistas y estar inhibidas emocionalmente y sexualmente. Estas personas no pueden estar solas y exigen la atención constante en ellas. Muchas veces estos trastornos alimenticios están relacionados con la depresión o la ansiedad estas son causas reales de la anorexia tienen fobias sociales el temor de ser humillado públicamente.
A menudo desarrollan algunos rituales como por ejemplo cortar la comida en pedazos diminutos o la ponen en envases muy pequeños, a pesar que ellos muchas veces saben el riesgo que sus vidas pueden correr con esta enfermedad no pueden detenerlos a pesar de de sus grandes esfuerzos para ignorar o suprimir estos pensamientos o acciones.
Todos estos factores se relacionan unos con otros y se potencian mutuamente y están actuando permanentemente en las personas. Los niños llegan a la pubertad habiendo aprendido y asumido este modelo de vida. Este es un momento fundamental en sus vidas debido a que su estructura corporal esta en pleno desarrollo o cambio constante, fundamentalmente se esta aumentando de peso y de volumen. Puede ocurrir que su imagen corporal diste de esa figura corporal socialmente reconocida. La falta de valores que la persona puede presentar son propios de adolescentes muy vulnerables a juicios y presiones ajenas a ellos, esto se ve mayormente en personas potencialmente expuestas a sufrir estos trastornos en su alimentación.
Tipos de Anorexia y Subdivisión por edades
Como ya lo hemos mencionado, la anorexia es una enfermedad muy común en nuestros días, está la podemos dividir dependiendo de sus causas, por ejemplo:
  • Anorexia orgánica: Se origina habitualmente debido a una enfermedad subyacente que provoca inapetencia. Es una forma de anorexia poco frecuente que sólo debe investigarse cuando se acompañe de anomalías a otros niveles.
  • Anorexia funcional: Es la forma más frecuente de anorexia en el niño por lo general es debida a una alteración en el desarrollo del hábito alimentario. Algunas veces repercute en la talla y en el peso. El tratamiento fundamental consiste en la reeducación de los hábitos alimentarios del niño. Existen fármacos orexígenos, es decir, que estimulan el apetito, aunque su uso debe quedar restringido para casos concretos y bajo la supervisión de su pediatra.
  • Anorexia nerviosa: Enfermedad, propia del sexo femenino y de la adolescencia, en la que la inapetencia tiene un origen psicológico; inicialmente conservan el hambre pero se niegan a comer para adelgazar y mejorar su imagen corporal. El diagnóstico de "anorexia nerviosa" debe establecerse cuando se produce una percepción delirante del cuerpo (se siguen viendo gordas pese a estar delgadas), persiste la anorexia y se cumplen otros criterios propios de la enfermedad. En fases finales pueden producirse trastornos endocrinos (falta o desorden de reglas, etc.), depresión, ansiedad, etc. El tratamiento en fases avanzadas puede ser muy difícil y requiere, entre otras medidas, psicoterapia.
En la anorexia nerviosa podemos distinguir dos subtipos:
  • Tipo Restrictivo: Se refiere a la pérdida de peso a través de dieta, ayuno o realizando ejercicio intenso.
  • Tipo compulsivo - purgatorio: Es cuando el enfermo de de anorexia se induce el vómito, además de usar una serie de productos tales como laxantes, diuréticos y enemas.
Subdivisión por edades de la anorexia.
La anorexia surge en parte por problemas del desarrollo, y su contenido no es el mismo en una u otra fase, existen varias diferencias por lo tanto se establecerá una subdivisión no sólo en cuanto a síntomas sino también se hará una división por edades.
Anorexia Infantil
La anorexia de los primeros años de vida se delimita de forma bastante clara de la motivada de los problemas en la pubertad. En la anorexia infantil se describe la del lactante (poco frecuente y casi siempre orientada a alguna enfermedad que cursa con este síntoma); la fisiológica está relacionada con una disminución de las necesidades del organismo del niño en el segundo año de vida, mientras los padres y abuelos mantienen la idea errada de que necesita la misma cantidad de alimentos que durante los primeros 12 meses; la psicógena, originada en virtud de trastornos internos o factores ambientales (imposición de una alimentación excesiva); y la anorexia nerviosa, que se presenta a partir de los 12 años. La conducta anoréxica su sintomatología, puede eliminarse rápidamente; sin embargo, con esto no se resolverá el conflicto básico.
La anorexia Prepubertad
Hablamos de la anorexia mental prepubertal cuando el inicio de la enfermedad tiene lugar aproximadamente entre los 6 y 10 años de edad. En contraste con la anorexia infantil, en estos caso la restricción de ingesta se origina a partir de los problemas del desarrollo prepubertal, ya que revelan un conflicto en la forma de entender la propia sexualidad .Como a esa edad la frecuencia de la afección es reducida, por ahora sólo se pueden exponer sus características fundamentales. El curso de la enfermedad es más leve y la respuesta el tratamiento es muy favorable. La anorexia prepuberal apareció poco antes de los diez años. Ya son incluidos los conflictos puberales.
La anorexia en la Pubertad

La fase de desarrollo puberal comprende, aproximadamente, desde los 11 años hasta los 14 años, aunque también son posibles constantes variaciones individuales considerables. Los problemas más característicos de esta fase resultaron ser, principalmente, los derivados del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios. Las modificaciones somáticas no solo amenazan la identidad del yo, sino también, y de forma persistente, todo el ámbito de las relaciones de los jóvenes. Los conflictos que desencadena la anorexia de la pubertad se relaciona principalmente con los cambios corporales que experimenta el propio sujeto y con el cambio que sufren sus relaciones con personas del sexo opuesto, tanto en la familia como fuera de ella.
La anorexia Postpubertal

A partir de los 15 años, la fase de desarrollo puberal se continúa con la adolescencia, sin que exista un límite claro entre ambos periodos, es posible que haya variaciones individuales considerables en cada individuo. Es una etapa caracterizada por los conflictos que se derivan de la integración de la sexualidad en la propia personalidad, así como de los esfuerzos por separarse de los padres y establecer su propia dependencia.

En los pacientes, por lo general, la primera manifestación de la anorexia aparece entre los 14 y 19 años de edad .Como los problemas que presentan los pacientes de este grupo son de naturaleza más abstracta e intelectual, resulta mucho más fácil que en el grupo precursor realice una psicoterapia individual de orientación analítica.
Tenemos que dejar en claro que la subdivisión de la anorexia según la edad sólo se debe entender como una clasificación jerarquizada. Cuando la enfermedad es de un curso prolongado, pueden añadirse al conflicto inicial los problemas propios del periodo que sigue.
A los problemas típicos de la pubertad que aún no han sido superadas, se añaden los problemas de la adolescencia. Los trastornos que condicionan la enfermedad son a veces tan fuertes que pueden incluso llegar a producir un bloqueo considerable del desarrollo psíquico posterior, de forma que solo avance la edad biológica.
Cuando el inicio de la enfermedad es tardío, los problemas de los periodos anteriores pueden ya haberse superado ya en mayor o menor grado. Así, en una anorexia postpubertal los cambios condicionados por el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios durante la pubertad quizás hayan tenido ya de manera satisfactoria, incluso en el plano psíquico antes de que ocurra la descompensación anoréxica bajo los conflictos de la adolescencia.

Síntomas de la Anorexia.

Los síntomas básicos del síndrome anoréxico son tan expresivos, que sus rasgos más esenciales ya pueden manifestarse de los primeros estudios sobre la enfermedad.
Con el mantenimiento obstinado de esa actitud de rechazo de la alimentación se llega, de forma progresiva, a un estado de decaimiento físico, acompañado de estreñimiento y amenorrea.
Por otra parte, resulta también característica la marcada ausencia de conciencia de enfermedad y de deseos de curación, así como la existencia de un tipo específico de relación de la enferma con su familia.
Los síntomas fundamentales de la enfermedad quedan, pues, reflejados ya de forma tan clara en los primeros estudios realizados, que estas han conservado su vigencia hasta nuestros días.
A continuación expondremos la sintomatología de la enfermedad, hay que tener en cuenta antes que el diagnóstico de la anorexia se basa en la presencia de ciertas características, como por ejemplo:
  • Rechazo a mantener el peso corporal por encima del mínimo normal para la edad y talla.
  • Miedo intenso al aumento de peso o a ser obeso incluso con peso inferior al normal.
  • Distorsión de la apreciación del peso, el tamaño o la forma del propio cuerpo.
  • Ausencia de al menos tres ciclos menstruales consecutivos (amenorrea primaria o secundaria)









Manifestaciones Somáticas
Para su mejor comprensión, veremos las diferentes manifestaciones o cambios que provoca en diferentes áreas nuestro cuerpo el dejar el alimento gradualmente, hasta llegar al punto de no ingerirlo.
  • La restricción alimenticia o, lo que es lo mismo, el uso de laxantes, y la aparición del vomito después de las comidas.
  • Un estreñimiento crónico.
  • La amenorrea, que, en los dos tercios de las pacientes, precede al adelgazamiento, como síntoma precoz, y en el resto aparece solamente en el curso de la enfermedad.
Como consecuencia de la restricción alimenticia se origina una serie de modificaciones somática secundarias, asociadas al hundimiento físico del paciente, como lo son:
  • Al principio de la enfermedad encontramos una discreta hipertonía simpática que, en estadios posteriores da paso a un agotamiento simpático total.
  • La piel aparenta un aspecto seco, escamoso y gris. La alopecia presenta un carácter reversible, aparece únicamente en estados muy pronunciados de la enfermedad.
  • Pese a la notable atrofia muscular, la fuerza física se conserva hasta los estados mas avanzados de la enfermedad.
  • La puesta en funcionamiento de mecanismos de ahorro energético produce bradicardia, hipotensión, reducción de la circulación periférica e hipotermica, así como una disminución de los valores básales.
  • En cuanto al sistema digestivo se refiere, ya se menciono el estreñimiento. La secreción ácida de el estomago disminuye y, en el curso siguiente de la enfermedad, puede instaurarse a un hipotonía gástrica con dilatación
  • Una actividad hipersincronica, disritmias y complejos, punta-onda interpretado por un trastorno diencefalico del sistema nervioso central. Observaron los expertos en las neumoencefalografías de tres pacientes de 13 a 14 años de edad dilataciones de los ventrículos y de los espacios subaracnoidos análogas a las de la distrofia por desnutrición.
  • Los resultados de la exploración endocrinológica no muestre ninguna alteración específica de la enfermedad. Únicamente pueden observarse algunas manifestaciones secundarias, totalmente reversibles.
  • Las enfermas de anorexia mental de menores de 18 años poseen, con relación a un grupo de referencia, los hombros y las caderas mas estrechas
  • Finalmente en la fase de mejoría se instaura de nuevo una hipertonía simpática transitoria que, no obstante, persiste de forma muy leve después de la curación.

Manifestaciones Psíquicas.


En la sintomatología somática de la enfermedad hay un acuerdo entre los expertos, en lo que se refiere a las alteraciones psicopatológicas en las cuales encontramos descripciones divergentes que a menudo se contradicen. Estas incoherencias que se presentas se pueden explicar por la difícil comprensión de los trastornos psíquicos y también por el hecho que en cierta medida el cuadro clínico presenta un sin fin de variantes para cada paciente anoréxica que la distingue a una de otra.
Para poder comprender mucho mejor se han dividido estos trastornos en tres apartados estos son:
  • Manifestaciones psíquicas antes del comienzo de la enfermedad.
En la edad preescolar las anoréxicas han pasado por una fase de terquedad muy pronunciada con una tendencia a las reacciones agresivas. Durante su desarrollo interior, en la edad escolar se produce un cambio en el comportamiento de estas niñas, que, si bien se relacionaron poco con los de su misma edad, atendieron aun sin saber exteriorizando sus deseos. La relación de estas niñas con su madre estuvo caracterizada por una gran dependencia de forma que apenas pudieron soportar los más breves periodos de separación. En sus tareas escolares obtuvieron excelentes resultados gracias a su constante aplicación. Estas niñas son más miedosas que las niñas de su edad, la falta de espontaneidad, asociada a la escasa intuición de estas niñas, corresponde a la actitud básica, pasiva y sumisa observada.
Esta niña ejemplar, buena y sumisa, ha adoptado la conducta de sus padres en la fase del desarrollo de la prepubertad. En estas niñas se desarrollo tempranamente trastornos en su esquema corporal y sus funciones corporales.
Las posibilidades de analizar por si mismas su propio cuerpo y sus propias decisiones ya se encontraban alteradas mucho antes de la eclosión de la sintomatología propia de la enfermedad; y lo mismo podría decirse a propósito de las relaciones con las demás.
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  • Manifestaciones psíquicas durante la enfermedad.
Sucesos normales, como por ejemplo, curas de adelgazamiento, cambios en el medio o una simple infección gripal sirven como elemento desencadenante para un proceso psiquiátrico que mucho tiempo antes, se ha ido iniciando en forma de anorexia mental. En un primer momento pueden producirse en el entorno de la paciente reacciones favorables en relación a la restricción de la comida. Con el creciente adelgazamiento que estas logran se llega de forma progresiva a la instauración de un cuadro clínico psiquiátrico que se estima como especifico de la enfermedad, que en algunos aspectos se pueden relacionar con el incremento de los rasgos premorbidos ya descritos. Paralelamente al desarrollo de la sintomatología anoréxica se van marcando las pequeñas diferencias de las distintas pacientes, para finalmente, dar lugar a un cuadro clínico bastante unitario.
La relevante capacidad intelectual de estas pacientes, superior a la del termino medio, asociada a su hiperactividad , su marcada tenacidad y su elevada capacidad de abstracción le proporcionan unos resultados escolares sumamente notables que , en las fases iniciales de la enfermedad, pueden llegar a experimentar una clara superación. Sin embargo, esta aplicación escolar se basa únicamente en las exigencias de su entorno. Estudian con arreglo a las estrictas pautas preestablecidas por la escuela y con gran preocupación por sus calificaciones, por miedo al fracaso. Los momentos de ocio y de relajación se suprimen progresivamente por una ocupación de los mismos con tareas más enérgicas y eficientes. Su actividad motora parece casi inagotable y contrasta de forma clara con la creciente debilidad física. Únicamente en los estados finales de la enfermedad se produce un agotamiento generalizado, con disminución de la capacidad de percepción.
La estricta moral y los elevados ideales que se exigen así mismas y a su entorno inmediato contrastan con las más refinadas mentiras con relación a la ingesta alimenticia y al peso alcanzado.
Observando la personalidad de las pacientes anoréxicas, también podemos comprobar la instauración de actitudes contradictorias, apenas compatibles entre si, en el curso de la enfermedad. Así, pasan de ser sumamente meticulosas, absolutamente formales, limpias y ordenadas pero al ir desarrollándose la enfermedad se ven descuidadas en su aspecto personal y su indumentaria. Frente a las personas que no pertenecen a la familia se muestran introvertidas y lacónicas, casi incapaces de expresar cualquier deseo propio. Por el contrario, frente a sus padres, especialmente frente a la madre, estas jóvenes se conducen egocéntricamente y son sumamente exigentes. Junto a una cierta inmadures psíquica encontramos un pensamiento maduro e intelectualizado. Su reducida vida afectiva apenas da cabida a los sentimientos o a las relaciones emocionales. Su estado anímico presenta un tono depresivo, mostrándose serias, infelices y solitarias. A causa del problema de la ingesta, pero también por otros motivos, pueden instaurarse episodios de carácter paroxístico, incontrolados, en los que la paciente se conduce repentinamente de forma violenta. Pero esa vitalidad casi se oculta con unas manifestaciones escasamente vitales, de indeferencia, de espiritualidad y de alejamiento del mundo.
También es característica la modificación de su actitud en cuanto a las relaciones superficiales y una tendencia a consolidar firmemente las de tipo dual.
Su vitalidad en el trato con los demás diminuye con el avance de la enfermedad a la vez que se reducen de forma progresiva los contactos con quienes no pertenecen a la familia mediante su evitación activa.
Durante todo el curso de la enfermedad siempre destaca la insuficiencia por consumir alimentos, que debe de considerarse en los momentos iniciales, cuando todavía se conserva la sensación de hambre, como una restricción voluntaria. Con el avance de la enfermedad se puede gran pérdida de la sensación de hambre o apetito. Hay primeramente una perdida forzada del apetito y solo es un estudio interior una disminución de la sensación de hambre, a la cual en los periodos finales puede asociarse con la disminución de la sed. En la mayoría de los anoréxicos hay una fuerte tendencia a interesarse por la cocina y la alimentación. El apetito y el hambre se conservan permanentemente, pero son reprimidos con obstinación.
También deben de interpretarse en este sentido las crisis agudas de hambre intensa, que la propia paciente vive con grandes sentimientos de culpa y durante las cuales engulle todo lo comestible que encuentra a su alcance.
La finalidad de la restricción de la ingesta es la perdida de peso, que la anoréxica llevara hasta la esqueletización. En relación con las alteraciones somáticas en casi todas las pacientes se produce un trastorno de su esquema corporal. Las anoréxicas tienden a estar más delgadas de lo que realmente estaban. Otro trastorno mental radica en la forma con que juzgan su propio cuerpo, realmente muy enflaquecido. Con respecto a el, adoptan una grotesca actitud Narcisa, llegando incluso a exhibirlo por un mero afán de ostentación.
Las formas de conductas de las anoréxicas son con frecuencia contradictorias como se ha expuesto en los párrafos precedentes, suele encontrarse, además, en una relación de casualidad con el eco, en general muy variable, que estas pacientes se encuentran en las personas de su entorno. Las anoréxicas se sumen en un trágico aislamiento pero, al mismo tiempo, son recelosas e impasibles, incapaces de llorar, son obstinadas y presentan un gran orgullo.
  • Manifestaciones psíquicas en el estado final de la enfermedad.
Así como en su evolución crónica las anoréxicas presentan rasgos característicos que van en gran aumento. Las sensaciones de hambre y de sed acaban por desaparecer de manera permanente, debido a su progresivo cuidado en su aspecto externo se va instaurando un aislamiento interior de carácter autístico. En su mayoría las pacientes que presentan anorexia tienen un deseo reprimido a morir.
Su estado natural es bastante deficiente se van produciendo un sin fin de malestares tales como dolencias biliares, los espasmos intestinales y el estreñimiento.
Es común que la anorexia se asocie a otro tipo de enfermedades psíquicas debido al rechazo a la comida.

domingo, 8 de junio de 2014

TRANSTORNOS DEL SUEÑO EN EL NIÑO

El sueño de los niños, al igual que el de los adultos, es una función fisiológica que puede alterarse. Las alteraciones del sueño en el niño son frecuentes en la infancia. En el caso de ser alteraciones leves, no tienen porqué conllevar ninguna consecuencia grave y suelen desaparecer llegando la adolescencia, pero cuando las alteraciones normales del sueño infantil, se presentan en una intensidad y frecuencia que comprometen el curso normal del desarrollo evolutivo del niño, entonces hablamos de trastorno del sueño. De hecho, muchos problemas conductuales, sociales, de aprendizaje y cognitivos pueden tener su origen en un mal dormir. Estos trastornos pueden llegar a volverse recurrentes y provocar efectos negativos ya que el niño no dormiría bien y repercutiría en cambios en su temperamento, generando una alteración de la dinámica familiar, escolar y laboral. El aspecto social del niño también se vería afectado ya que éste por miedo a que se presente alguna situación desagradable, dejaría de realizar actividades con sus compañeros como irse de acampada o quedarse a dormir en casa de algún amigo.
La conducta para conciliar el sueño o durante éste es variable para cada niño. No todos los niños tienen iguales hábitos de sueño. Entre niños sanos habrá algunos dormilones y otros que duermen poco, algunos lo harán de manera tranquila y otros estarán inquietos. A pesar de la existencia de patrones de sueño característicos para cada etapa del desarrollo infantil, no debemos olvidar que cada niño tiene su individualidad respecto al sueño.
Pese a la definición que hemos ofrecido previamente, hemos de tener en cuenta que la definición de trastornos del sueño en la infancia no es tarea fácil si tenemos presente una serie de consideraciones importantes:
  • A menudo existen problemas del sueño en lugar de verdaderos trastornos del sueño.
  • Frecuentemente el problema es para los padres y no para el niño. De igual forma, situaciones que para unas familias son problemáticas no lo son para otras del mismo entorno.
  • Las diferencias entre lo normal y lo anormal muchas veces es definido según la edad y no según el patrón de sueño. Los mismos síntomas pueden tener significados muy diferentes según la edad del niño. Por ejemplo, es de poco valor saber que un niño moja la cama si desconocemos la edad del mismo pues es una situación normal a los dos años y patológica a los nueve.




Por otro lado, la importancia del sueño en la infancia se ve incrementada por tres razones fundamentales (Pin Arboledas):
  • El sueño es para el niño la actividad en la que más horas invierte.
  • Hay una estrecha relación entre los problemas nocturnos y las alteraciones diurnas de comportamiento.
  • Las alteraciones de los patrones del sueño del niño producen estrés familiar y disfunciones escolares.
Mientras que los problemas del sueño se pueden definir como patrones de sueño que son insatisfactorios para los padres, el niño o el entorno, el trastorno se definirá como una alteración real, no una variación, de una función fisiológica que controla el sueño y opera durante el mismo. Así pues, el trastorno representa una función anormal mientras que el problema puede representarla o no.
En ocasiones, el tratamiento va a ser semejante se trate bien de un trastorno bien de un problema del sueño, debido a que las alteraciones de los patrones específicos del sueño infantil pueden causar serios problemas, incluso cuando se trate únicamente de variaciones de la normalidad.
Proceso Evolutivo del Sueño
El sueño Infantil. Evolución de 0 a 12 meses
A grandes rasgos, el problema más molesto en el primer año de vida es la incapacidad de dormir toda la noche, existiendo la posibilidad de que el niño carezca de la capacidad de volver a dormirse sólo después de un despertar nocturno normal.
Es importante tener presente que los hábitos que se forman en este primer año, pueden ser la base para el desarrollo de futuros problemas de sueño.
  • Primer trimestre: 0 a 3 meses. En este primer trimestre de vida, el niño duerme más de noche y pasa más tiempo despierto durante el día, realizando una serie de siestas en lugar de breves y frecuentes sueños. El promedio total de horas de sueño oscila en torno a unas 16 o 17 horas por día. Pese a su corta edad, el niño posee un repertorio de conductas que le permiten comunicar sus necesidades y son los padres los que aprenden a interpretar las señales de la conducta del niño con el propósito de proporcionarle el mejor de los cuidados. Podemos destacar el fuerte vínculo existente en este primer trimestre entre el sueño y la alimentación.
  • Segundo trimestre: 3 a 6 meses. Con esta edad, el niño duerme un promedio de 14 horas en total. Durante la noche duerme de 9 a 10 horas y durante el día de 4 a 5 horas. Suele realizar siestas por el día a horas relativamente regulares. Un dato importante es que del 50 al 70 por ciento de los niños en este segundo trimestre duermen siete horas seguidas por la noche.
  • Tercer trimestre: 6 a 9 meses. A esta edad, el sueño total por día varia de 13 a 15 horas, existiendo una disminución del vínculo entre el sueño y la alimentación. En el caso de que no se haya desarrollado espontáneamente un ritual de la hora de acostarse, ésta es una buena edad para establecerlo. En este grupo de edad podemos observar la reaparición de los llantos nocturnos que suelen darse cuando el niño se despierta de un sueño ligero y se encuentra solo. Estos llantos desaparecen cuando el pequeño empieza a darse cuenta de que la gente y los objetos siguen existiendo aún cuando no están a su vista. Ésto es lo que denominamos “permanencia del objeto”.
  • Cuarto trimestre: 9 a 12 meses. Este cuarto trimestre marca el inicio de la búsqueda de la independencia. En torno a esta edad, el niño suele dormir unas 14 horas por día, 12 de las cuales son de noche, además de realizar dos siestas diarias de una hora cada una.

 El sueño del niño de 1 a 3 años
El niño de esta edad puede expresar sus ideas, dar órdenes, y hacer preguntas, además de poseer mayor control de su cuerpo y necesitar menos ayuda de los adultos para realizar actividades de la vida cotidiana. No obstante, la obligación de los padres es proporcionarles contextos seguros para el desarrollo de la autonomía.
En torno a estas edades ocurren perturbaciones pasajeras del sueño, sobre todo cuando la madre está ausente ya que ir a dormir puede estar asociado con el sentimiento de separación de la madre. El niño puede despertarse agitado, gritando y llorando como si algo terrible le hubiese sucedido. También suelen presentarse pesadillas, habitualmente relacionadas con esfuerzos y posibles presiones en su vida diurna así como terrores nocturnos.
Los padres deben saber que la solución no es llevar al niño a dormir junto a ellos ya que ésto creará un hábito difícil de eliminar. Puede ayudar el hecho de que los padres le cuenten un cuento o le canten alguna canción que ayude al pequeño a conciliar el sueño. El promedio de horas que duerme el niño en esta edad suele estar en torno a las 12 o 13 horas diarias.
Los preescolares y el sueño

Un problema bastante común en estas edades es la resistencia a acostarse.
Muchas de las ansiedades comunes de los preescolares pueden acarrear perturbaciones del sueño. Entre las ansiedades comunes está el temor a mojar la cama durante la noche, el estrés relacionado con la escuela y las preocupaciones sobre la hospitalización y la muerte. Además, la edad preescolar es el tiempo culminante de las pesadillas. Una pesadilla es la evidencia de que el niño está elaborando activa y muy adecuadamente las experiencias de su vida. Las pesadillas suelen tener como protagonistas a la oscuridad, a los monstruos, a los ruidos, a los fantasmas, incluso a los animales. Dado que los niños en edad preescolar ya poseen un cierto lenguaje, son capaces de verbalizar sus temores.
En estas edades los niños duermen de 11 a 12 horas por noche habiendo abandonado la gran mayoría la siesta de la tarde.
El sueño y los niños de edad escolar
Los problemas de sueño más destacados a estas edades son el insomnio, la incapacidad de dormirse y la incapacidad de mantenerse dormido.
Los temores de estos niños están basados más en la realidad, llegando a obsesionarse con circunstancias en las cuales podrían verse dañados sus seres queridos (accidentes, terremotos, etc.). Suelen presentarse pesadillas como resultado de la exposición a determinados contenidos del cine o la televisión, así como terrores nocturnos que pueden ser una señal de la angustia vivida por el niño. Es importante no ignorar los problemas del sueño del niño ya que pueden llegar a interferir con factores importantes, tales como la autoestima y el desempeño escolar.
El niño en estas edades duerme entre 10 y 11 horas por noche aunque el horario depende ahora de sus actividades escolares.
Insomnio
Consideramos que un niño padece de insomnio, cuando las horas de sueño son frecuentemente menores a las consideradas normales para su edad, y además va acompañado de inquietud, irritabilidad, malestar y fastidio del pequeño durante el día. En los niños menores de cinco años, esta alteración suele estar casi siempre relacionada con una adquisición inadecuada de hábitos de sueño. Es por ello, que podemos encontrar dos tipos de insomnio infantil: insomnio por hábitos erróneos o incorrectos e insomnio por trastornos psicológicos (Estivill, 1998):
  • Insomnio infantil por hábitos incorrectos. Es el más frecuente, afectando al 98 por 100 de los casos. Está provocado y mantenido por una deficiente adquisición del hábito de dormir, produciéndose una desestructuración del mismo como consecuencia de los múltiples cambios y estrategias realizadas por los padres para intentar que el niño se duerma. Suele aparecer en niños desde los seis meses hasta los cinco años de edad, produciendo una grave distorsión del sueño de los niños y de sus padres. Normalmente interrumpen su sueño de cinco a quince veces y les resulta imposible volver a conciliarlo de forma espontánea y sin ayuda.
  • Insomnio infantil por causas psicológicas. El propio proceso de desarrollo va acompañado de nuevas situaciones y acontecimientos que pueden incrementar la ansiedad del niño y desencadenar el insomnio. A veces, la oscuridad y la soledad pueden provocar miedo y ansiedad, con la consiguiente dificultad para conciliar el sueño. Se estima que el insomnio infantil, a partir de los cinco años de edad, presenta una prevalencia del 14 por 100 de la población infantil (De la Fuente, Estivill y Doménech, 1997).
 Apnea Infantil
Se caracteriza por la presencia de múltiples paradas respiratorias durante el sueño asociadas a ronquidos y a una somnolencia excesiva durante el día. Su importancia radica en que producen graves alteraciones del sueño, que pueden suponer un riesgo para la vida del niño.
Podemos distinguir tres tipos de apneas de sueño:
  • Apnea central, caracterizada por la parada del flujo aéreo provocada por la pérdida de esfuerzo respiratorio.

  • Apnea obstructiva o de las vías respiratorias superiores, caracterizada por la parada del flujo aéreo, a pesar del esfuerzo respiratorio persistente.

  • Apnea mixta (central y obstructiva), caracterizada por una fase central con parada de flujo y sin esfuerzo respiratorio, seguida de una fase obstructiva con un esfuerzo respiratorio frente a la obstrucción.
Las apneas que más predominan son la obstructiva y la central. Estas paradas respiratorias se repiten varias veces por la noche, y van acompañadas de una superficialización del sueño o de un despertar breve, generalmente inferior a treinta segundos.
La incidencia y prevalencia de la apnea de sueño son difíciles de determinar ya que la gran mayoría de los pacientes no suelen tener conciencia del problema en su estadio inicial. No obstante, pese a esta dificultad, la apnea del sueño es la segunda causa más importante de somnolencia excesiva durante el día en población infantil y adolescente, sólo superada por la narcolepsia.
Los ronquidos provocados por la obstrucción parcial de las vías aéreas se repiten varias veces durante la noche. Por la mañana, el niño no se acuerda de las dificultades respiratorias ni de los múltiples movimientos corporales realizados durante la noche. La queja principal que manifiestan los niños es la somnolencia excesiva durante el día, la cual puede ir desde una ligera fatiga o malestar hasta ataques de sueño no restauradores de más de una hora. Esta somnolencia diurna suele deteriorar el aprendizaje escolar.
Síndrome de Muerte Súbita Infantil
Se trata de episodios de suspensión respiratoria durante el sueño, que pueden causar la muerte del niño. En los países desarrollados este síndrome constituye una de las primeras causas de muerte en el primer año de vida. La tasa de incidencia varía según los diversos autores del 1 al 8 por mil de los bebés nacidos vivos, con tasas más altas para ciertos subgrupo raciales, o para niños con patologías especiales que hayan requerido reanimación en unidades de cuidados intensivos. Se encuentra también un cierto componente familiar, dándose con más frecuencia en familias en las que uno de los hijos haya fallecido por esta causa, y se encuentra también una correlación con otros factores diversos, como la prematuridad, la toxicomanía de la madre, etc.
Narcolepsia

Es un síndrome caracterizado por la presencia de cuatro síntomas que representan la denominada “tétrada narcoléptica” (APA, 2000):

  • Somnolencia diurna acompañada de ataques repentinos de sueño con una duración en torno a 15-20 minutos, pudiendo llegar a durar hasta una hora. Los ataque de sueño se describen como irresistibles, pudiendo darse en las situaciones más inapropiadas, aunque las situaciones de baja estimulación aumentan el grado de somnolencia. Los sujetos con narcolepsia suelen tener de 2 a 6 episodios diarios de ataques de sueño. Es la queja más frecuente del sujeto narcoléptico.
  • Cataplexia. Se caracteriza por una atonía muscular de breve duración, sin que se produzca la pérdida de conciencia. Ocurre en aproximadamente el 70 por 100 de los individuos con narcolepsia y puede manifestarse en síntomas que van desde pesadez de los párpados o de los brazos hasta perdida total del tono muscular, con desplome del cuerpo. La cataplexia es provocada normalmente por estímulos emocionales potentes y su frecuencia es variable, pudiendo producirse desde un ataque por semana hasta varios en un día. La duración de este fenómeno es de unos pocos segundos, no estando afectadas las funciones respiratorias.
  • Parálisis del sueño. Destaca la incapacidad por parte del sujeto para realizar movimientos voluntarios cuando se va a quedar dormido o al despertarse. Este estado se acompaña de una sensación intensa de miedo. Normalmente, se recobra la capacidad para utilizar los músculos después de pocos segundos, terminando la parálisis de forma espontánea o cuando alguien habla o toca al sujeto. De un 30 a un 50 por 100 de los sujetos con narcolepsia padecen parálisis del sueño.
  • Alucinaciones hipnagógicas. Entre el 20 y el 40 por 100 de los individuos con narcolepsia sufren alucinaciones hipnagógicas (imágenes intensas de ensoñación antes de dormirse) o alucinaciones hipnopómpicas (justo al despertarse), pudiendo ser también auditivas o visuales. En muchas ocasiones, estas alucinaciones van acompañadas de una fuerte sensación de miedo.
Aunque se han descrito algunos casos de narcolepsia en niños menores de 10 años, suele iniciarse en la adolescencia tardía. Es evidente que la calidad de vida de estos sujetos se ve afectada por los ataques de sueño y la cataplexia, que interfieren tanto en las relaciones interpersonales como en el rendimiento académico y en el estado de ánimo.
 Somniloquio
Es un trastorno muy frecuente en la población infantil y su característica principal es la aparición de expresiones orales más o menos complejas durante el sueño. Se asocia en ocasiones a episodios de sonambulismo y cuando se produce de forma aislada normalmente se relaciona con las fases de sueño no REM por lo que no implica a los sueños. El habla emitida puede ir desde sonidos ininteligibles hasta un pequeño discurso. Este habla tiene una duración de pocos segundos y ocurre esporádicamente, resultando inútil pretender entablar una conversación con el niño.
Aunque estos episodios pueden aparecer en cualquier edad infantil, en la mayoría de las ocasiones se inician cuando el niño está en edad preescolar. En un estudio realizado por Reimao y Lefévre (1980) se informa que hasta un 50 por 100 de niños de entre 3 y 10 años presentan somniloquios al menos una vez al año, y en torno a un 20 por 100 una vez por semana. No obstante, el hecho de hablar de noche no presenta mayor problema que el niño despierte a la familia. Debemos destacar el hecho de que nos encontramos ante un problema que al no estar asociado a ningún trastorno orgánico o psicológico grave, suele desaparecer espontáneamente.
Jactatio Capitis Nocturna
Se define como la conducta asociada al sueño que consiste en el balanceo repetitivo y rítmico de la cabeza (delante-atrás y hacia los lados) y, en algunos casos, de todo el cuerpo, normalmente antes de que el niño se duerma aunque también puede llegar a producirse durante o después del sueño. En la mayoría de los casos estos movimientos son suaves pero pueden llegar a resultar violentos (golpear la cabeza contra la cama o las paredes) hasta el punto de provocar heridas. En ocasiones, el niño puede realizarlos durante un periodo de tiempo prolongado sin mostrar cansancio aparente y sin llorar tras golpearse la cabeza con objetos. El principal objetivo pues, sería evitar que el niño se haga daño al golpearse con los objetos ya que estos movimientos por sí mismos son inofensivos y no dejan secuelas.
La frecuencia de este tipo de movimientos oscila entre sesenta y setenta veces por minuto; en la mitad de los casos, la duración del episodio suele ser de quince minutos y en un 26 por 100 puede llegar a durar más de una hora (Reimao, 1990).
Los movimientos pueden ser interrumpidos por algún estímulo externo como la voz de la madre llamando al niño. Suele darse con más frecuencia entre los 8 y los 24 meses de edad aunque en ocasiones estos movimientos reaparecen varios años después coincidiendo con una etapa de tensión emocional acentuada.
Bruxismo
También denominado rechinar de dientes, puede ocurrir a cualquier edad, afectando al 50% de los niños y pudiendo empezar tan pronto como a los 10 meses de edad. Se caracteriza por un rechinar de dientes repetitivo y rítmico durante cualquier fase del sueño con una fuerza mucho mayor que la que se puede hacer en vigilia imitándolo, lo que puede llevar a la erosión e incluso a la movilidad de los dientes. Puede ir precedido de un aumento del ritmo cardíaco o de otros movimientos corporales.
La incidencia en niños de 3 a 7 años es del 2.3 al 12.1 por 100, siendo mayor en aquellos sujetos que tienen algún antecedente familiar de bruxismo. El niño no suele tener conciencia de este comportamiento y en muy raras ocasiones se despierta por el ruido producido. Sí es cierto que suelen quejarse por el dolor en sus mandíbulas, el cansancio en los músculos de la masticación y por una extrema sensibilidad en los dientes al despertar por la mañana.
Sonambulismo
Se caracteriza por breves episodios de actividad motora que aparece normalmente durante el sueño de ondas lentas, casi siempre en el primer tercio de la noche. Un episodio típico se inicia con movimientos corporales que pueden llevar al sujeto a sentarse en la cama de una forma brusca e incluso levantarse y comenzar a deambular. El sonámbulo mantiene los ojos abiertos y fijos, siendo capaz de inspeccionar el ambiente evitando de esta forma los objetos encontrados a su paso, aunque existe el riesgo de que se caiga por una escalera o por una ventana. El sujeto puede llegar a levantar las sábanas de forma automática o reajustar la almohada antes de levantarse de la cama y ponerse a caminar, puede llegar a vestirse, abrir las puertas y ventanas, salir de la casa, alimentarse o realizar tareas de higiene personal. Ocasionalmente, el sujeto puede hablar, aunque su articulación es muy pobre, limitándose a una simple murmuración.
La duración de un episodio puede ir desde un minuto hasta más de media hora, y su frecuencia puede ser de hasta varios episodios por semana. A menos que se le despierte durante dicho episodio, no recordará nada al día siguiente, e incluso se sorprenderá por lo que haya podido realizar. El episodio de sonambulismo puede terminar de diferentes formas: en ocasiones, el niño después de sentarse en la cama y realizar movimientos repetitivos, se acuesta y continua durmiendo normalmente; otras veces, el sujeto se despierta mostrando un estado de desorientación durante unos instantes; en otras ocasiones, el niño puede deambular por la casa y terminar acostándose en otro lugar sin recordarlo a la mañana siguiente.
El trastorno puede durar varios años y aunque no provoque ninguna alteración comportamental ni predisponga a otras patologías, si los episodios se producen de forma frecuente, se puede generar una preocupación familiar y una alteración de las relaciones interpersonales.
Los episodios comienzan en la mayoría de los casos entre los 4 y 8 años, alcanzando su máxima frecuencia a los 12 años y desapareciendo espontáneamente sobre los 15 años. Esta parasomnia se distribuye por igual entre hombres y mujeres y su prevalencia parece estar entre el 1 y el 5 por 100 de los niños (aunque del 10 al 30 por 100 de la población infantil parece haber tenido al menos un episodio de sonambulismo).
Pesadillas

La pesadilla es casi siempre un sueño largo, complicado, de contenido ansiógeno, que se va haciendo cada vez más angustioso hasta que el sujeto se despierta con una intensa sensación de angustia, y con los correlatos somáticos de la misma: taquicardia, respiración agitada, temblores, piloerección, etc, pudiendo el sujeto recordar perfectamente el contenido del sueño.
Las pesadillas, tanto las transitorias como las situacionales se producen a cualquier edad en la gran mayoría de las personas, aunque su relato es más común en la primera década de la vida.
Entre el 10 y el 50 por 100 de los niños de 3 a 5 años tienen pesadillas lo suficientemente intensas para llamar la atención de los padres. En los adultos, aproximadamente un 50 por 100 puede informar de pesadillas ocasionales y, en jóvenes, por lo menos un 3 por 100 informa tener pesadillas frecuentemente o siempre (APA, 2000). Según el DSM-IV-TR, la presencia de pesadillas es más frecuente en mujeres que en hombres (en una proporción entre 2 y 4 a 1). Las pesadillas suelen comenzar entre los 3 y los 6 años, aunque su curso es muy variable, pudiendo incluso persistir hasta la edad adulta.
No está clara la etiología de las pesadillas infantiles. Algunos especialistas consideran que podrían estar relacionadas con un alto nivel de excitación antes de acostarse. Lo que sí está claro es que las pesadillas son más frecuentes cuando el niño está preocupado o ansioso por algo. En el caso de que sean muy frecuentes, casi diarias, posiblemente estén relacionadas con inseguridad en el niño por algún motivo en casa o en el colegio. Normalmente no sirve de nada preguntarle al niño qué es lo que le preocupa. Si se observa al niño más de cerca reparando en sus juegos y dibujos, probablemente podremos descubrir qué le preocupa. En muchas ocasiones, el hecho de charlar con el niño sobre lo que le ocurre ya pone fin a las pesadillas. Si no sucede así y siguen apareciendo pesadillas entonces lo mejor es consultar a un especialista. Según Martín Herbert, se observa un sensible aumento de pesadillas en aquellos niños que han estado separados de sus madres durante un período de tiempo largo, y más aún si el niño está separado de la madre y además hospitalizado.
 Terrores Nocturnos
Pese a que muchos padres confunden las pesadillas con los terrores nocturnos, en realidad son cosas muy distintas. Un niño con terrores nocturnos se incorporará bruscamente, y erguido en su cama gritará con los ojos abiertos y las pupilas dilatadas dando muestras de agitación y pánico. En plena crisis presentará una desorientación espaciotemporal por lo que puede mostrar indiferencia a la presencia de los padres A veces, incluso realizará movimientos bruscos con el cuerpo, el pulso se acelerará, la respiración será rápida y entrecortada y sudará abundantemente. Se pueden producir gestos incoordinados y rápidos, y una fijación de la mirada en algún punto frontal. A pesar de toda esta activación inicial, el niño puede tardar entre cinco y diez minutos en despertarse en el caso de que esto ocurra. En plena crisis, la única cosa que un padre puede hacer por su hijo es abrazarlo y tranquilizarlo hasta que se calme y vuelva a dormirse.
Estos episodios tienen una duración aproximada de dos minutos aunque en algunas ocasiones sólo cesan al cabo de veinte minutos. Cuando el niño se despierta durante el episodio de terror nocturno, generalmente no suele recordar lo ocurrido y en el caso de que recuerde algo de su contenido, éste no suele ser muy elaborado, sino más bien se trata de escenas terroríficas aisladas. Afortunadamente, a la mañana siguiente, el niño no guardará ningún recuerdo de lo ocurrido.
Los terrores nocturnos aparecen normalmente a los 2-3 años de edad, durante el primer tercio de la noche, asociados al sueño profundo. En general, suelen desaparecer al regularizar los horarios de vigilia-sueño del niño y al abordar ciertos problemas conductuales que pueden ocurrir durante la vigilia (problemas escolares, relaciones con los padres o los hermanos, etc.). Por muy alarmantes y angustiantes que sean, son inofensivos y sus efectos tanto a corto como a largo plazo, no son más que la interrupción del sueño de la familia.
Diferencias entre Terrores Nocturnos y Pesadillas
Pese a que resulta bastante difícil establecer diferencias entre pesadillas y terrores nocturnos, es muy importante aprender a diferenciar estos dos episodios ya que requieren acercamientos distintos. En el pasado, ambos términos se usaban indistintamente para definir un mismo tipo de episodios. Actualmente sabemos que las pesadillas son sueños terroríficos que tienen lugar dentro de una fase REM estable y que están acompañados por una vigilia completa. Los terrores nocturnos, en cambio, surgen en el curso de un despertar parcial que sigue a una fase de ensoñación profunda con ausencia de sueños.
A pesar de que, desde el punto de vista teórico, la diferencia aparece muy clara, su manifestación externa es muy similar, sobre todo en niños pequeños. Un niño que ha sufrido una pesadilla se despertará muy asustado, y muchas veces se mostrará reticente a continuar la noche solo en su cama. En sueños especialmente terroríficos, este pavor podrá prolongarse durante varias noches. En cambio, el niño que padece terrores nocturnos no manifestará ningún signo aparente de intranquilidad; la semiinconsciencia que caracteriza sus estados de vigilia le llevará a volver a conciliar el sueño sin ningún tipo de aprensión.
Podemos destacar un par de elementos externos que dificultan aún más esta distinción:
  • Edad del niño. Puede darse el caso de que el niño sea demasiado pequeño como para expresar y dar a conocer las sensaciones que experimenta durante la noche.
  • Las propias manifestaciones externas. Es bastante frecuente que los padres consideren “un mal sueño” cualquier episodio que vaya acompañado por llantos y chillidos, y que pasen por alto el hecho de que el niño no sea capaz de narrar lo que ha soñado hace unos pocos instantes. También pueden hacer una interpretación errónea de las manifestaciones externas de su hijo.

MIEDO INFANTIL

El miedo es considerado como un fenómeno psicológico normal para el ser humano y especialmente en los niños. De esta forma se considera perfectamente normal que un niño tenga miedo a ciertas situaciones y objetos, lo que no sería igualmente defendido si el humano que afronta esas situaciones es un adulto.  

La mayor parte de los miedos infantiles no suponen ningún motivo de preocupación ya que suelen considerarse adaptativos en algunas situaciones así como necesarios para el desarrollo psicológico. Sin embargo, en algunos casos pueden llegar a interferir el normal funcionamiento del niño en su medio familiar o escolar. Entonces, los miedos son considerados como un problema psicológico que puede hacer necesaria la búsqueda de ayuda y tratamiento especializado.



Las posibles causas del miedo infantil van cambiando con la edad, y se van centrando en su entorno y en sus experiencias al ir creciendo. Así pues, la edad nos indicará si el miedo del niño es o no consecuente con ésta y cuánto tiempo se puede esperar que éste dure. De todas formas, aunque ese miedo sea propio de la edad, no debe jamás ignorarse. Tampoco sobreproteger al niño cuando aparezca el miedo, pues ello le llevaría a pensar que existe un peligro real respecto a lo que él siente. Lo más conveniente sería hablar con el niño, concretar su miedo, enseñarle a dar el valor real que éste pueda tener así como maneras de disminuir su ansiedad cuando esté próxima la situación desencadenante.

CELOS ENTRE HERMANOS

Celotipia
Los celos son un estadio relativamente normal que hay que superar y no tienen importancia si son circunstanciales y pasajeros, pero hemos de prestarles atención cuando alteren la convivencia y el desarrollo normal del niño o sean persistentes y no remitan pasados los cinco años de edad. Si se perpetúan pueden conducir a un desarrollo anómalo de la personalidad, apareciendo síntomas muy diversos, como agresividad incontrolada, manifiesta inseguridad, regresión y desajuste en las relaciones interpersonales (desconfianza, terquedad y envidia). No obstante, debemos tener presente que los celos forman parte de una etapa normal y necesaria en el desarrollo evolutivo que ayuda a los niños a madurar.
Podemos definirlo como un estado afectivo caracterizado por el miedo a perder o ver reducido el cariño de alguien querido, fundamentalmente de la madre, debido por ejemplo, al nacimiento de un nuevo hermano, al que va a tener que dedicar mucho tiempo durante los primeros meses de vida. Este sentimiento provoca la envidia hacia la persona considerada rival en la búsqueda de ese amor fraternal, lo que genera un estado de alarma en los niños, que piensan que pueden llegar a perder la afectividad de los padres y madres. En la familia, la rivalidad entre los hermanos por conseguir el afecto y la atención de los padres suele ser el principal y primer motivo de celos. También es habitual que el hermano pequeño sienta celos de algún hermano mayor, bien porque observa que tiene ciertos privilegios de los que él aún no puede disfrutar por ser pequeño, o bien porque los progenitores muestren mayor interés y predilección por algún hermano concreto.



Para evitar en la medida de lo posible el sentimiento desagradable que suponen los celos, los padres pueden preparar al niño para la llegada de su nuevo hermano, intentando cambiar lo menos posible la rutina del niño tras el nacimiento. Es fundamental no mantener al niño aislado de la madre, hablarle de “igual a igual”, no hacer comparaciones y prestar atención al mayor procurando no darle todos los privilegios al hermano pequeño.

martes, 3 de junio de 2014

LONCHERA NUTRITIVA


La lonchera Nutritiva debe darle al niño energía y nutrientes indispensables para su organismo.  La lonchera Nutritiva no sirve para reemplazar ninguna de las comidas principales como el desayuno o el almuerzo. La lonchera Nutritiva es una pequeña merienda lo ideal sería que no pasara de las 300 calorías (250 -300 calorías),  (la capacidad gástrica del niño es mucho menor que la de los adultos).
Nota importante: Darles alimentos nutritivos pero que al mismo tiempo les gusten. 
Hay que tener en cuenta que lo que les mandamos en la lonchera, es lo que van aprender a comer para toda la vida (hábitos de alimentación). 
Es importante crearle hábitos saludables de alimentación. 
Por eso es indispensable NO IMPROVISAR. 
La idea es que cada día, el niño al abrir su lonchera, se encuentre con alimentos variados y balanceados presentados en forma agradable de manera que disfrute comerlos.




Ejemplos de lonchera nutritiva
  • Leche, huevo duro, galletas y mandarina.
  • Pan con pollo, yogurt y manzana.
  • Pan con queso, agua de manzana y mandarina.
  • Pan con mermelada, leche con azúcar y plátano.
  • Dulce de leche, manzana y limonada.
  • Leche con azúcar, queque y manzana.
  • Pan con pollo, leche y uvas.
  • Pan con hígado frito, leche y naranja.
  • Pan con tortilla de huevo, leche y plátano.
  • Pan con mantequilla, leche y plátano.
¿Qué debe contener la Lonchera Nutritiva?
  • Energéticos: son todos los carbohidratos: pan, arroz, tostadas, papa, queque de casa, mazamorras, etc.
  • Formadores: son de origen animal, aportan proteínas, forman el organismo y ayudan al crecimiento: carne, huevo, pollo,  leche, queso, pescado, etc.
  • Protectores: aportan las principales vitaminas, minerales y fibra: verduras y frutas.
Se me ocurre también poner notitas en su lonchera para mejorar su digestión.



LA FOTOSINTESIS

Utilidades de las hojas
Son alimenticias, las que sirven al ser humano para su alimento como la lechuga, la acelga, el repollo, la espinaca y otras.
Son medicinales, las que se usan para las enfermedades, como el eucalipto, la malva, la borraja.
Son industriales, las que se usan para la elaboración de productos destinados al comercio, como el tabaco, el añil, la cocuiza, y otras.

LA FLOR
Es el órgano que sirve para la reproducción de las plantas. Las flores son las partes más vistosas de las plantas.
Partes de una flor
El Cáliz: Está formado por unas hojitas verdes que están en la parte exterior de la flor.
La Corola: Llamada ordinariamente la flor, está formada por unas hojitas de varios colores llamados pétalos.
Estambres: Son como unos bastoncitos que tienen por base el centro de la flor y tienen un polvillo amarillento que se llama polen y es el órgano masculino de la flor.
Filamento: Es un hilo muy delgado destinado a sostener la antera. La antera que es un saquito, que abierto con los dedos, te manchará con un polvillo amarillento que sale de dentro, es el polen.
Los Pistilos: Son los órganos femeninos de la flor.
EL FRUTO
Es el ovario fecundado y maduro. Realizada la fecundación del óvulo, ésta se transforma en semilla y el ovario empieza a crecer rápidamente para transformarse en fruto.





Clases de fruto
- Carnosos: Son muy útiles, pues contienen sustancias azucaradas que refrescan y alimentan. Ejemplo: el tomate, la naranja, el mango, la lechosa, otros.
- Secos: el trigo, el arroz, la caraota, el fríjol, el maíz.

lunes, 2 de junio de 2014

COLECCION CUMPLEAÑOS

Para los peques  de la casa, siempre es oportuno las tarjetitas de cumpleaños, te dejo una bonita colección, si te animas a invitar a sus amiguitos a compartir unos postrecitos, a jugar o realizar una manualidad con motivo del cumpleaños del pequeño.
Las fiestas temáticas son últimamente muy requeridas, o los cumpleaños con disfraces, siempre son divertidas, recuerda una fiesta de cumpleaños no necesariamente deben ser muy costosas, siempre saldrán inolvidables si pones a volar tu imaginación.
Nota importante los bocaditos saludables, desde ya debemos enfatizar, invita menos personas  a cambio de ofrecer una mejor variedad de alimentos nutritivos.
Ensaladas de frutas, refrescos naturales, emparedados, postres, incluso pequeñas porciones de comida; se estila también regalar un presente, lo que conocemos como sorpresitas llenas de caramelos, puedes reemplazarlo entregando una pequeña manualidad, terminada o para que los  niños lo realicen en casa y así se llevan un poquito de la fiesta a sus casas.
Saludos a todas las mamis, que adoran a sus pequeños traviesos.





Análisis Literario de Los Ríos Profundos: El Alma Andina en un Torrente de Emociones

  Los Ríos Profundos no es solo una novela, es un viaje emocional hacia las entrañas de los Andes peruanos, una obra que palpita con vida, ...