Como ya señalamos, el primer
impacto y quizá el más grande, sobre sus hábitos de comida y actividad física tus
niños lo reciben de sus padres.
Esto es lo que puedes hacer
para asegurarles un futuro saludable:
Sé un ejemplo.- A
tus niños les encanta imitarte, así que si te alimentas bien y realizas
actividades físicas es más probable que ellos también lo hagan.
Ten una actitud positiva y demuéstrales
que los hábitos saludables, tales como probar alimentos nuevos y dar una
caminata diaria son entretenidos y te hacen sentir bien.
El niño aprende en la mesa
por imitación. Los gestos de aceptación o rechazo de los alimentos por parte de
los padres y otras personas influyen en la conducta alimentaria, ya que tienden
a copiarlos.
Sácale
provecho a la hora de comida.
- Cuando se come en familia,
los niños tienden a comer más frutas y verduras, fibra, calcio, hierro,
vitaminas C y E y varias vitaminas B; además, consumen menos gaseosas, comidas
fritas, grasas saturadas y trans. Traten de desayunar todos juntos al menos los
fines de semana.
Respeta
las señales que te dan tus niños.- Tu tarea es asegurar que haya
una variedad de alimentos nutritivos para las comidas y los refrigerios. La
tarea de tu niño es decidir qué y cuanto comer; cuando dejas que los niños
escuchen las señales de su propio cuerpo – en vez de exigirles que dejen el
plato limpio; es más probable que coman porciones de tamaño razonable.
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